[Colaboración - Ana] Reflexión sobre lo absurdo

Como veis, de nuevo es una colaboración. Tengo pensado ponerlas los martes. Es decir, si pongo, pondré los martes, pero no significa que por ser martes ponga colaboraciones. ;)

Esta es de mi amiga Ana, estudia periodismo y tiene una manera muy particular de escribir y pensar que me gusta y puede resultar interestante. Así que, esto es lo que ha escrito:

Reflexión sobre lo absurdo [es una compilación de textos que tratan sobre temas poco comunes, algo estúpidos y con poco sentido. Sólo algunos los pueden entender] Este es uno de ellos.

Me gustaría hablar de algo. Algo que tal vez sea tonto o absurdo. De hecho, me apasiona escribir sobre
cosas absurdas… creo que lo desatinado, lo que carece de importancia está sumamente menospreciado
y la gente se empeña en escribir y hacer elucubraciones sobre temas tan complejos y gastados como la
vida, la muerte, el amor...



Al diablo con eso! Yo quiero hablar de las listas. Sí, las listas, y no me refiero a las señoritas inteligentes.
Sino a esas listas que sirven para enumerar cosas. Me gustan especialmente las que se hacen a mano; en
clase, en el bus (ahí fue de hecho donde pensé que sería un buen tema de reflexión), mientras esperas a
alguien, en la cama…

Me he dado cuenta que son una muy buena terapia; cuando tengo mil cosas en la cabeza o faenas
pendientes, es como una forma de descargar tensión, de pasar a otro (al papel, en este caso) la carga
que llevabas encima. Y luego, lo típico, “ya lo haré” y te quedas tan tranquilo. Es genial.

Por no hablar del placer de tachar cosas de una lista. Es casi tan gratificante como tachar los días del
calendario que faltan para tener vacaciones. Lo mejor es empalmarlas, si ves que vas a ternimar de
realizar todo lo que ponía en la lista, haz otra rápido, es el ciclo de la vida.

He llegado a pensar que soy adicta a las listas, y cuando más inútiles las encuentro, más me gustan.
Absurdo ¿no? Esa es la gracia, son increíbles las cosas inútiles. No creo que podáis entenderme pero
tenía que decirlo, seguro que este fantástico invento os ha servido alguna vez. Y si no, probadlo.

Las listas pueden ser muy variadas y lo mejor es que haya de distintos temas y estén bien
desparramadas por tu espacio vital. Piérdelas, escóndelas. Cuando al cabo de tiempo las encuentres,
te alegrarás. Unas de mis favoritas son las listas de tareas pendientes, y ¿sabéis? Creo que nunca he
realizado todo lo que me proponía en alguna de estas. Supongo que es parte de la gracia. Es como si
haces todo lo que te habías propuesto para esta vida. ¿Qué sentido tendría seguir?

Para terminar, y ser congruente con lo dicho voy a hacer la lista de las listas. Hacedme caso, todo ser
viviente debería hacer alguna vez en su vida listas de estas cosas (por lo menos de estas)

- Lista de tonterías que quiero hacer antes de morir (ej: Romper una vajilla, hacer una voltereta en
medio de la calle, dejar mi nombre escrito en un roble, - cosas cuanto más estúpidas mejor-)

- Lista de buenas películas y libros (te gustará acordarte de ellos más adelante)

- Lista de personas importantes para ti hoy (verás si de aquí un tiempo puedes tachar o añadir alguna)

- Lista de tus más despreciables defectos y tus más admirables virtudes (esos que sólo tú conoces, no
debes tener tabúes para hacer esta lista)

- Lista de lugares que quieres visitar (esta es más divertida si son lugares concretos. Véase: La casa de
Ana Frank, el lago Ness, el bar más cutre de Texas, el edificio donde vivió John Lennon, el Taj Mahal…)

- Lista de citas, de poesías, de frases que te gusten. (Con su autor y su contexto. Nunca sabes cuando te
pueden ser de ayuda.)

U otras listas de verdad sin sentido: Lista de palabras que un profesor dice mal, de chicos/as que has
besado, de nombres que le pondrías a tu tortuga o de superpoderes que te gustaría tener.

En todo caso cuando veáis que las cosas que creíais importantes pueden quedar reducidas a un trozo de
papel, os daréis cuenta de que pierden esa importancia, se hacen más pequeñas y menos graves. Y tal
vez empezareis, como yo, a sentir pasión por lo absurdo que cogerá más peso en ese pedazo de papel y
se convertirá en algo imprescindible, divertido y absurdamente mágico.