4.11.12

El aprendizaje y sus velocidades

Antes que nada, voy a aclarar que esto es simplemente una teoría pensada mientras andaba por la calle y otros momentos. Y sobre todo, que es una opinión mía.

El otro día hablando con un amigo sobre la actitud de ciertas personas a la hora de discutir sobre algún tema concreto, me di cuenta que había mucha similitud entre el comportamiento de compañeros suyos universitarios de la universidad y el de compañeros míos del ejército.

La cuestión es, algunos de sus compañeros de carrera, y no precisamente de primero, cuando discuten sobre algún tema se muestran como que lo saben todo, poseen la verdad absoluta y tú no tienes razón, aunque podrías tener tranquilamente más estudios que él o ella. Por otro lado, he visto algo muy parecido en mis compañeros del ejército, sobre todo en soldados, ellos también lo saben todo, poseen la verdad absoluta y tú no tienes razón, indistintamente sobre si eres un experto en el tema, sabes más que ellos o lo que están diciendo son sandeces. ¡Ojo! Que no quiero decir que a veces no tengan razón y no sepan de algo, yo me estoy refiriendo a la actitud.

Entonces, ¿Cómo es posible que personas que no tienen casi estudios (en la mayoría de los casos la ESO, o incluso menos) tengan un comportamiento casi idéntico a personas supuestamente muy cultivadas y con un montón de conocimiento en sus espaldas (gente de carrera)? La conversación con mi amigo me llevo a querer resumirlo en una frase que creo, me quedó bastante bien.

Unos por saber mucho creen que lo saben todo, y los otros por no saber casi nada, creen que no hay nada más que conocer.

La conversación finalizó poco después, pero yo en mis tiempos libres, tal y como he dicho antes andando por la calle, en el tren, en el avión u otras situaciones, le fui dando vueltas y llegué más o menos a una teoría sobre el porqué de eso. Quiero aclarar que en mi opinión, el conocimiento no es solo aquello que nos enseñan en el colegio o universidad, si no también puede ser el aprender a trabajar la tierra en una granja, o a conducir, el conocer gente y sus historias o experiencias. El conocimiento es todas las experiencias que vivimos, desde el “vale, el café con sacarina me sienta mal” hasta cosas como la filosofía de Hume o conocimientos avanzados de física cuántica.

La teoría la fui planteando en mi mente como una metáfora.

La cuestión es, supongamos que el conocimiento (todo ello, el que la humanidad ya posee y aquel por “descubrir”) es una extensión de terreno, en un principio infinita. Hay dos zonas, la primera (el conocimiento ya “descubierto”) está señalizado (por aquí se va allá y por aquí a este otro sitio, no vayas a más de tanta velocidad, peligro, etc.) y es relativamente fácil explorar, porque ya han pasado otros que incluso podrían haber construido puentes, túneles y todo tipo de atajos o incluso haber gente que nos pueda guiar por ellos. Luego hay una segunda zona (el conocimiento por “descubrir”) en el que es más difícil avanzar porque no hay señalización, no se sabe como es la carretera y no hay quien nos guíe por ella.

¿Y cómo se aprende? Pues avanzando por esa extensión de terreno. El avance en si, es el aprendizaje. Y la manera de avanzar viene determinada por nuestras capacidades y nuestra actitud. La actitud es lo primero, podemos avanzar mirando hacia atrás, hacia lo que ya conocemos o mirando hacia adelante, hacia lo que nos queda por conocer. Y las capacidades, son nuestro límite de velocidad, la velocidad máxima a la que llega el motor de nuestro coche, que incluso podríamos darle un valor. Si nos basamos por ejemplo, en los test de cociente intelectual, podríamos decir que ese valor es el equivalente al límite de velocidad. Aquí quiero añadir una aclaración que, pese a que no me gusta, la considero necesaria. Ya que existe gente que nace con discapacidades o enfermedades que les impiden aprender, esto se tendría en cuenta en ese “límite de velocidad” a la hora de hablar de “nuestras capacidades”.

Aunque sobre esto hay que matizar dos cosas, primero que pese a que nuestro límite de velocidad puede ser 120, quizás no siempre iremos a 120. Primero porque quizás las vías y la orografía de esa extensión de terreno no nos lo permiten, segundo porque quizás no queremos ir a tanta velocidad, tercero porque es posible que no tengamos los medios para avanzar a esa velocidad y cuarto porque los últimos puntos de velocidad son difíciles de alcanzar. Y segundo que, no existe la velocidad 0,  siempre estamos avanzando, aunque sea muy lento. A parte, también quiero aclarar que como todos sabemos, si avanzas sin mirar hacia donde vas (mirando hacia atrás), no puedes ir muy rápido, por tanto, aunque nuestro límite fuera 160, nos veríamos obligados a ir a 40 o 50 como mucho.

Entonces, nacemos empezando en el punto 0 del terreno, sin ni siquiera saber como se avanza, aún no sabemos que podemos avanzar pero como no existe la velocidad 0, avanzamos. Y sobre todo, por defecto empezamos avanzando con la mirada hacia el infinito, hacia lo que tenemos por descubrir, porque somos curiosos por naturaleza, así que aunque no sepamos muy bien como se hace para ir más rápido, o por donde avanzar, nosotros avanzamos. Así entonces aprendemos a hablar, a escribir, a dibujar, a comunicarnos y vamos aprendiendo, explorando el conocimiento.

Entonces pueden pasar varias cosas en algún momento, que por fuerza mayor (por ejemplo, si alguien tiene que trabajar y dejar de estudiar, o gente que no tiene acceso a un sistema educativo) nos veamos obligados a ralentizar nuestro avance. Que decidamos motu proprio reducir nuestra velocidad (decidimos hacer la carrera en más años, o nos vamos a algún sitio y posponemos seguir estudiando, o acabamos los estudios y decidimos seguir aprendiendo de manera autodidacta). O que, en mi opinión el mayor error que se puede cometer, que avancemos mirando hacia atrás para siempre. Alguna vez avanzamos mirando hacia atrás por necesidad o voluntad (repasar, estudiar, recordar lo que conocemos o al enseñar a alguien), pero de manera solo temporal, el error viene cuando se decide mirar hacia atrás para siempre. Como no podemos detenernos ya que toda experiencia es aprendizaje, decidimos no mirar hacia donde vamos, quedarnos mirando por donde hemos pasado.

Pero, ¿Por qué se produce esta situación de decidir avanzar mirando hacia atrás? Pues muy sencillo, se debe a un mal aprendizaje, a tener malas experiencias o que quien nos instruye nos instruya mal, voluntaria o involuntariamente, aunque esto no lo voy a comentar porque ya sería otro tema sobre la voluntad de la gente, el bien y el mal, etc.

Aquí es entonces, cuando vuelvo a lo del principio, a la frase que se me ocurrió.

Unos por saber mucho creen que lo saben todo, y los otros por no saber casi nada, creen que no hay nada más que conocer.

En el caso de alguien que ha aprendido mucho, en una de sus miradas hacia atrás, podría ver todo el conocimiento adquirido, ver que es una vasta extensión de ese terreno y decidir que es muchísimo, que incluso es suficiente. Y como llega un momento que solo hace que mirar hacia atrás y ve muchísimo, cree que eso es todo o casi todo lo que hay, así que afirma saberlo todo o casi todo.

Y en el caso de alguien que no ha aprendido mucho, es muy probable que debido a un error, crea que no hay más extensión por recorrer, o que lo que hay es muy poco entonces que no merece la pena correr. Incluso podría ser que, alguien le haya “instruido” de manera que le decía “ahí está el límite y a partir de ahí no se avanza más”. Entonces esta persona, pese a que es obvio que está avanzando, su actitud le hace avanzar muy lentamente.

Como conclusión he de decir que estoy bastante orgulloso de esta teoría. Creo que explica las cosas bastante bien y además, engloba todas las situaciones posibles. O eso creo.

Espero vuestras opiniones, ya sea para añadir algo a la teoría, para explicar las vuestras e incluso para encontrar los errores en mi teoría.

1 comentario:

  1. A mi parecer hay otra forma de verlo, a saber, que la persona que cree que sabe mucho realmente no sabe nada. Sólo se que no se nada no es ninguna contradicción ni paradoja. Sócrates tenía muy claro que la verdad sobre las cosas es en extremo complicado de determinar y que, a medida que uno realmente sabe, se da cuenta de lo poco que abarca su saber. Ésto es a mi entender un buen saber y, si nos fijamos en los grandes pensadores, siempre intentan determinar qué es conocimiento, qué es verdad o cómo los adquirimos. Pero no dicen qué -cosa- es verdad. El mal saber, aunque sea mucho en términos cuantificativos, se da cuando se iguala x conocimiento = x verdad. La verdad no es una suma de saberes concretos, sino que es lo que sí es y no es lo que no es(ésto Aristóteles ya lo determino en la Metafísica). Quien piensa que sabe porque puede reproducir lo que otros han dicho, o porque sabe muchas cosas que han pasado, simplemente no entiende en qué consiste tener conocimientos, que es deliberar y que es verdad (conceptos que van de la mano, pero no son lo mismo).

    Me ha gustado mucho la publicación,

    Saludos

    ResponderEliminar